Caracola en camino

Mi primer fin de semana del mes, tirada en la cama. No escribiera sobre él sino fuera porque quiero encontrarle sentido al hecho de no hacer nada todo el día.

Acabo de salir de guardia y en vez de ir a mi casa a dormir, debo pasar por el colegio donde se va a trabajar con los chicos. De todos modos, ya me entretuve con unos compañeros en el trabajo, así que no voy del todo dormida. Solo que este día me esperaba sorpresas algo desagradables.

Empezamos una nueva semana. Hasta ahora sin mayores novedades que la sensación de que voy a extrañar a mis compañer_s de la u. Obviamente, no a tod_s, pero sí a much_s. Me divertí tanto este semestre y entré en tantas crisis, conflictos e interrogantes que fue para mi un año bastante movido, movilizado y emocionalmente productivo. Mañana termina todo. Solo no puedo creerlo cómo pasa el tiempo. Adiós, compañer_s, adiós.

El capitán planeta. Aunque me han gustado muchos, en especial Superman porque vuela. Hay en cambio algunos que no me gustan porque son muy "humanos" como Batman, que no tiene superpoderes ni poderes simples siquiera, solo un tremendo síndrome post-traumático del que no ha podido librarse porque no se ha sometido nunca a terapia y eso con la plata que tiene.

Tengo rabia... pero rabia de verdad, de esas que se sienten hasta en los huesos, que aparecen cuando ves algo injusto, cuando te sientes estafada, violentada, lastimada. Siento rabia de la buena, de la que dan ganas de echar abajo el computador y decirle al mundo del mal que se va a morir. Tengo una rabia espantosa... y todo por culpa de una estúpida película.

He pensado en empezar un diario. Sí ya sé, lo lógico es que o ya haya tenido uno conmigo hace tiempo o que haya abierto precisamente un blog con ese fin... pues de lógico nada. Que resulta que nunca fui buena para andar escribiendo en uno. Nunca sabía qué ponerle, ni como llamarlo. No era mi amigo, no tenía un nombre y sobretodo, no sabía como tratarlo.