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Hacer cosas que me lastiman

Hoy venía de regreso a la universidad conversando con un par de compañeros, un chico y una chica. Casi llegando a mi casa, llegamos a la situación sentimental de mi compañera, pues recientemente me había enterado que tenía novio. Un tema que empezó de forma jocosa terminó tocando un punto relevante en cualquier relación personal: hacemos cosas que terminan lastimándonos.

Hay un adagio muy popular que se usa bastante que es "ojos que no ven, corazón que no siente". Es el primer  refrán que sale cuando se habla de infidelidades en la pareja. También hay otro, claro, que es "amor de lejos... felices los cuatro" y ese se enmarca en el llamado "amor a larga distancia".

Sin querer contar las intimidades de mi amiga, que no es la idea de este post, me puse a pensar sobre las cosas que terminamos haciéndonos a nosotr@s mism@s y que nos lastiman. A veces, no son pensadas por nosotr@s sino "aconsejadas" por gente a nuestro alrededor.
Claro, es que a nadie le gusta hacer papel de tont@ ¿o si?

Yo no creo en la infidelidad. Pienso que cuando una pareja ha llegado a acuerdos sobre este punto, deben respetarse. Es decir, no estoy en contra de lo que se conoce como "relaciones libres" donde el tema de la fidelidad no es tan rígido como la norma pinta, pero una cosa es esto y otra es ser infiel.
Pero ¿existen excepciones?
Yo no quiero ser ni la dejada, ni la engañada, ni la sufrida... aunque tarde o temprano, tod@s terminamos siendo un poco de l@s tres. Sin embargo, a pesar de que no quiero pasar por ninguno de los tres papeles, en el momento de elegir, me quedo con la "tonta" (sé que esa categoría no está aquí, pero que se entienda).

La confianza es un valor muy estimado entre los seres humanos. Muchas personas incluso podemos sufrir de la incapacidad para confiar ciegamente en las otras personas porque hemos visto como el género humano miente, engaña y abusa sin mayores remordimientos.Sin embargo, la confianza es un regalo que nosotr@s le damos a la otra persona.
Una amiga me comentaba que le decía a su pareja que en realidad esta persona no había hecho grandes méritos para que ella depositara toda la confianza que le tenía, sino que, desde una decisión consciente, ella decidía confiar en que esta persona no la defraudaría, ni lastimaría lo que ella le estaba entregando.
Elegir confiar es lo más difícil. Sobretodo cuando la otra persona vive en una ciudad diferente a la nuestra.
Mi amiga, con la que venía en el camino de regreso, estaba tomando una decisión muy importante en base a un experimento. Experimentó averiguar si podía confiar en su novio y si lo que él le decía era verdad... los resultados fueron definitivos para derrumbar todo lo que ella había decidido construir junto a él.

Lo que hizo ¿podría decirse que fue lo mejor? Si el chico "pasaba" la prueba y se negaba a seguir el juego ¿habría sido la prueba fehaciente de que ella podía confiar a ojos cerrados? ¿No será que hemos perdido un poco la capacidad de amarnos sin restricciones? Tal vez, más adelante el chico hubiera lastimado aún más los sentimientos de mi compañera, pero ¿y si no? ¿Y si al momento de la "definición" él decidía respetar los acuerdos? Decidimos protegernos inventando juegos y excusas para salvaguardar nuestros sentimientos, pero nos perdemos de incluso darnos cuenta que a veces sí es mejor rezar el dicho "ignorante, pero feliz" y, otras veces, el hecho de confiar sin tanto reparo nos devuelve una imagen propia de autodeternimismo, poder de decisión y saber lo que una vale en la vida.

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