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Una pinta de sangre

Hace algunos años falleció mi abuelita... fue ingresada al hospital de SOLCA, que se encarga de los pacientes con cáncer. Del día que murió lo recuerdo todo, pero en especial el rostro de mi primo que llegaba con las pintas de sangre.

Mi abuelita padeció poco, gracias al cielo. Para mi gusto, se fue muy pronto. Pero creo que termina siendo lo lógico, no solo porque era una persona mayor (aunque se le veía aún muy joven), sino porque dándole espacio a creer en la magia y en cosas que no tienen explicación, mi abuelito (su esposo) había fallecido unos meses atrás.

En el hospital pasó un tiempo, ya sin recuperar la conciencia y alojada en la sala de terapia intensiva. Conectada siempre por tubos que la hacían respirar, los últimos días parecía querer darnos una esperanza de recuperación... Pero no fue así. Esa tarde que falleció, todos los hijos pudieron "despedirse" de ella. No sé cómo le hizo, pero aguantó hasta que la última de sus hijas (son 10 hermanos más uno que es hijo y no es hijo :)) pudo decirle "Adiós. Te amo. Vete tranquila".

De todas formas, la despedida no dejó de sentirse amarga. Y no escasearon los gritos de dolor cuando la última de ellas llegó llorando a decirnos que la mamita había dejado por fin de sufrir. ¡Todo pasó tan rápido!
En la madrugada se había movilizado la familia porque dentro del tratamiento que le efectuaban de vez en cuando necesitaban hacerle transfusiones de sangre. Ese día, la familia había logrado conseguir la cantidad de pintas necesarias que eran traídas por unos primos míos desde otra ciudad.

Aunque el dolor por la pérdida era tremendo y las demostraciones de dolor se veían por doquier, yo no podré olvidar (creo que jamás) la expresión de mi primo que traía en sus manos, agitando, las pintas de sangre. Fue verlo entrar al hospital, con la bandeja moviéndose de un lado a otro, cuando lo primero que vio fue a uno de mis tíos tirado en el piso llorando como niño de cinco años, aniquilado por el dolor.
No logro siquiera imaginar el primer pensamiento que se le cruzó en la cabeza a Xavier. Seguramente, asumió lo que había pasado... y tal vez pensó que se había demorado demasiado en la llegada al hospital (voy a añadir que la ciudad está a una distancia de 4 horas con buen clima, y que ellos llegaron en hora y media)... Pero no fue la falta de sangre lo que marcó la diferencia... si lo pienso realmente, fue el cansancio de mi abuelita por la lucha que sostenía con la muerte.

Incluso antes de entrar ingresada al primer hospital, había perdido parte de su entusiasmo. El fallecimiento de mi abuelito nos había derrumbado a todos... en especial a ella, ya que nadie le dijo que él tenía una enfermedad terminal y eran sus últimos meses. Recuerdo que yo reía mucho cuando ella estaba, aunque no tuviera ganas. A ella le gustaba que mi risa se escuchara por toda la casa y yo la complacía. Sin saberlo, ella me ayudó a recuperar las ganas de reír y también me brindó excusas para hacerlo... Sin saberlo, ella me volvía menos egoísta y ocultaba mi pena detrás de mis carcajadas, pero lo hacía por ella. Para que ella riera conmigo.

De todos modos, han pasado algunos años y no puedo olvidar ni el sonido de su voz cuando reía conmigo, ni la cara de mi primo cuando llegó al hospital.

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3 mentarios:

monilun dijo...

Es curioso cuando tienes la oportunidad de "despedirte"... en su momento yo tuve la oportunidad de despedirme de mi padre al igual que mis hermanos, que por estar casados ya no podíamos ir con la frecuencia que quisiéramos a visitarlo, pero unas cuantas horas antes de que falleciera coincidimos todos, cosa rara pues era entre semana, y pudimos hablar con el... debo decir que el también tenia cáncer... y estaba ese día muy tranquilo... lo que me dejo esta experiencia son varias cosas, entre una de ellas es no pelearme con las personas a mi alrededor ni en la mañana cuando ellos (o uno) sale ni en la noche cuando uno se va a dormir... podriamos decir que evito lo mas posible discutir, ellos con migo o yo con ellos y si discuto el enojo me dura muy, muy poco... el motivo es, que recordando ese incidente de mi padre, siempre me viene a la mente la inquietud de pensar: y si no los vuelvo a ver... y si hoy no les digo que los quiero... y si no los abrazo fuerte y no me pueden volver a ver... sinceramente no quiero esa carga ni en sus corazones, ni en el mio ya que se me dio la oportunidad de verlos hoy y hablar hoy con ellos, la aprovecho al máximo...
Un beso Natiu preciosa

Caracola dijo...

Moni que lindo tu comentario, porque expresan una norma de vida que no tod@s somos capaces de seguir. Yo soy muy fosforito y me sé pelear con mis papás con frecuencia... y ando triste el día entero porque sé que no debí darle de comer a la ira :(
Muchas gracias por tu comentario/consejo... Seamos felices junto a los que amamos :)

monilun dijo...

Natiu lo que pasa es que unos cuantos meses de enterarnos los hermanos sobre la enfermedad de mi papá tuve un sueño en el cual sabia que él iba a morir y era por mi culpa... por ese tiempo me pelaba muy feo con él... pero después de ese sueño en cuanto me desperté del sueño(mas bien pesadilla) a mitad de la noche me levante y coincidimos, tuve la oportunidad de ofrecer disculpas por mi mal comportamiento y de ahí nos empezamos poco a poco a llevar mejor... como a los 6-7 meses nos enteramos por una vecina que mi papa estaba enfermo lo cual al día de hoy todavía no entiendo por que no nos los dijeron primero ellos ¿? supongo yo que fue un sueño premonitorio (cosa que no he vuelto a tener de ningún tipo)pero al dia de hoy mi comportamiento esta basado en eso: y si yo no hubiera hecho caso al sueño y reconciliado con mi papa...? supongo yo que hubiéramos seguido peleando y me hubiera quedado con mucho remordimiento...por eso trato de evitar que los que me rodean pasen por eso y yo también... un beso Natiu

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